domingo, 10 de mayo de 2009

Amor sin Barreras

El fin

Madre, ha llegado la hora de que me vaya. Me voy.

Cuando la oscuridad palidezca y dé paso al alba solitaria, cuando desde tu lecho tenderás los brazos hacia tu hijo, yo te diré: ‘El niño ya no está’.

Me voy, madre. Me convertiré en un leve soplo de aire y te acariciaré; cuando te bañes, seré las pequeñas ondas del agua y te cubriré incesantemente de besos.

Cuando, en las noches de tormenta, la lluvia susurrará sobre las hojas, oirás mis murmullos desde tu lecho, y de pronto, con el relámpago, mi risa cruzará tu ventana y estallará en tu estancia.

Si no puedes dormirte hasta muy tarde, pensando siempre en tu niño, te cantaré desde las estrellas: ‘Duerme, madre, duerme’. Me deslizaré a lo largo de los rayos de la luna hasta llegar a tu cama, y me echaré sobre tu pecho mientras duermas.

Me convertiré en ensueño, y por la estrecha rendija de tus párpados descenderé hasta lo más profundo de tu reposo.

Te despertarás sobresaltada y mientras mires a tu alrededor huiré en un momento, como una libélula.

En la gran fiesta de Puja, cuando los niños de los vecinos vengan a jugar en nuestro jardín, yo me convertiré en la música de las flautas y palpitaré en tu corazón durante todo el día.

Llegará mi tía, cargada de regalos, y te preguntará: ‘Hermana, ¿dónde está el niño?’
Y tú, madre, le contestarás dulcemente:
‘Está en las niñas de mis ojos, está en mi cuerpo, está en mi alma’.

Rabindranath Tagore



Este escrito refleja el vínculo tan poderoso e indestructible entre madre e hijo,a mi me resulta muy conmovedor,expresa el sentimiento de amor incondicional en su esencia más pura y verdadera.

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