sobrevolando tierras uruguayas |
A veces sentimos que no pertenecemos a ningún sitio, nos encontramos perdidos, sumidos en la nostalgia y la soledad.
El desarraigo puede ser una experiencia desgarradora, donde la seguridad con la que pisábamos y nos movíamos de un sitio a otro pasa a ser algo muy remoto. El concepto de hogar, de pertenencia se tambalea, se desmorona, y así, se desmorona todo lo que nos brindaba estabilidad. Desearía nunca haber abandonado mi tierra, la solidez de mis cimientos, mis raíces. ¡Echo tanto de menos la humildad de mi casa, mi pedacito de suelo!
¿Cómo se hace para vivir con el corazón partido en dos?
Es casi imposible vivir en el aire, las personas necesitamos sentirnos seguras, que pertenecemos a algún sitio, palpar ese lugar como propio, hacer historia...
Cuando dejamos nuestra tierra, nuestro hogar, por la razón que sea, nos sentimos raros, no somos ni de aquí ni de allá, estamos suspendidos en el aire, albergando en lo profundo de nuestro corazón el anhelo de volver a echar raíces, el anhelo del viajero que tras un largo viaje vuelve a casa ...