miércoles, 19 de febrero de 2014

Hoy me siento rara. La vida me parece simple, pero las emociones son complicadas, escapan a nuestro control, muchas veces nos dominan,nos subyugan,nos destrozan.
Queremos salir a la superficie, con mucho esfuerzo empezamos a levantar la cabeza y sucede algo terrible y te vuelve a sumergir nuevamente en las profundidades.


Hay días en los que te sentís fuerte,que te sentís con ganas de vivir, de sonreír a pesar de todo, te sentís alegre, disfrutas de estar vivo.
Pero hay otros días en que parece que te quedas sin energía, te desinflas como un globo y todo te pesa y te sentís cansado y todo, hasta lo más simple, se te hace cuesta arriba.
A veces el dolor te aprisiona, y aunque empeñes toda tu fuerza para escapar de él, no lo logras, te doblega, te pone de rodillas.
Entonces hay que rendirse a él hasta que te gane el cansancio, entonces debes descansar, aliviar tu corazón y tu cuerpo y renovar las energías.
No se puede reprimir el dolor, hay que sufrirlo a pleno, dejarlo emerger, las lágrimas van limpiando las heridas y el tiempo va regenerando nuestro maltrecho espíritu y nos permite ir logrando medianamente la paz tan anhelada y el sosiego.
Haciendo lo que hay que hacer, tan simple como eso.
Que la tristeza no nos ciegue impidiéndonos utilizar las herramientas necesarias para conseguir la serenidad.
Que no nos paralice, que seamos capaces de pensar con cordura, de vivir con sensatez y que podamos llegar al final del camino con la satisfacción de haber vivido aceptando y afrontando cada situación que nos haya tocado.
Que nuestra historia personal esté labrada con el coraje de haber soportado las tormentas más crueles, remontado los mares más embravecidos y no habernos rendido jamás.

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